Protocolo y formación en igualdad como pilares para erradicar el acoso
En el ámbito laboral, el acoso sexual y el acoso por razón de sexo son problemáticas que afectan gravemente a la dignidad de las personas trabajadoras y al clima organizativo. La conceptualización del acoso sexual surge en 1975 con la intervención de la periodista feminista Lin Farley en la Human Rights Commission de Nueva York. Desde entonces, hemos avanzado en su definición, pero sus manifestaciones siguen siendo una constante en las relaciones laborales.
Tipos de acoso sexual
Existen dos tipos principales de acoso sexual en el entorno laboral:
- Quid pro quo: Implica propuestas o insinuaciones de satisfacer deseos sexuales a cambio de beneficios laborales. Este tipo de acoso suele involucrar a superiores jerárquicos, aunque también puede darse entre iguales, cuando una persona utiliza información confidencial como herramienta de coacción.
- Acoso hostil: Se caracteriza por comportamientos o actitudes sexuales no deseadas que generan un ambiente intimidante, hostil u ofensivo. Esto incluye comentarios peyorativos, proposiciones sexuales, y contactos físicos indeseados.
Mitos sobre el acoso sexual
Los mitos relacionados con el acoso sexual perpetúan la ignorancia y contribuyen a la falta de acción en muchas organizaciones. Entre los más frecuentes se encuentran:
- Culpabilizar a la víctima con frases como: “Ella se lo estaba buscando” o “Ella lo ha propiciado”.
- Creer que el acoso sexual solo ocurre en entornos laborales marginales.
- Pensar que el acosador siempre es un individuo con una apariencia pervertida y no un compañero aparentemente normal o un superior.
De hecho, un estudio europeo estima que entre 83 y 102 millones de mujeres en la Unión Europea han sufrido alguna forma de acoso sexual a lo largo de su vida, muchas veces dentro del entorno laboral.
La importancia de un protocolo antiacoso
El protocolo o compliance antiacoso es la herramienta más eficaz para prevenir y gestionar situaciones de acoso sexual y acoso por razón de sexo en las empresas. Sin embargo, es fundamental que estos protocolos sean personalizados, adaptándose a las particularidades de cada organización. Algunas acciones clave incluyen:
- Encuestas diagnósticas: Recopilar información sobre la percepción del ambiente laboral en materia de respeto e igualdad.
- Códigos de buenas prácticas: Promover valores éticos claros para prevenir el acoso sexual.
- Formación en igualdad de género: Sensibilizar a toda la plantilla para garantizar un entorno de trabajo respetuoso.
La formación en igualdad como pilar fundamental
La formación en igualdad de género no solo es una herramienta de prevención, sino también un derecho de las personas trabajadoras. Según la Ley Orgánica 3/2007, las empresas están obligadas a:
- Promover condiciones laborales que prevengan el acoso sexual y el acoso por razón de sexo.
- Difundir códigos de conducta y realizar campañas informativas.
- Ofrecer acciones de formación igualdad para garantizar que toda la plantilla conozca sus derechos y las herramientas para actuar frente a estas situaciones.
Erradicar el acoso sexual y el acoso por razón de sexo del entorno laboral es una responsabilidad compartida entre las empresas y los poderes públicos. La implementación de protocolos personalizados y la apuesta por una formación en igualdad de género son fundamentales para garantizar entornos de trabajo respetuosos y libres de violencias machistas.
Si deseas más información sobre cómo implementar estas medidas en tu organización, no dudes en contactarme. Juntas podemos construir una cultura laboral inclusiva y segura para todas las personas.